Amaneció el vieres día 27 de julio del año del señor en que estamos sobreviviendo al calor de la mejor manera posible y nos encaminamos, uno a uno o en pareja, hacia la parada del autobús. Empezaba un periplo que iba a sorprendernos a todos.
Primera parada, un café y algo sólido para hacer frente al horario desacostumbrado. Hasta aquí las caras de los socios del Esplai Salou que habían optado por salir de casa y ver mundo, no reflejaban sorpresa ninguna. Sabíamos, nos lo habían contado. que viajaríamos hacia San Carles de la Rápita y allí un barco / golondrina nos llevaría a un chiringuito a degustar mejillones.
Bien, subimos otra vez al autobús y allá que nos fuimos.
Bien, subimos otra vez al autobús y allá que nos fuimos.
Aquí empieza la aventura.
La nave nos esperaba y subimos encantados. Cielo azul, sol de justicia, brisa marina y las aguas tranquilas nos invitaban a cruzar el amplio mar. Sombreros puestos, protector solar y al ritmo de música animada y explicaciones desde la megafonía de proa (¡ja!) fuimos navegando millas...
Al fondo San Carlos, a nuestros pies la estela de popa...
Así continua la travesía: a babor y a estribor agua azul. Pasamos por la zona de cría de mejillones: ambos lados cubiertos por las maderas que soportan las cuerdas donde, temporada a temporada, siembran y recogen los moluscos.
Tardamos un buen rato en darnos cuenta que no teníamos tierra a la vista. Poco a poco se perfiló en el horizonte una construcción.
¿Una isla? ¿Un yate? ¿Un espejismo?
Un restaurante sobre el mar, isla manufacturada, chiringuito de mejillones. ¡Albricias y regodeos!
Un montón de camareros nos esperan acompañándonos hacia unas mesas en la cuales a medidas que vamos ocupando los asientos, aparecen los famosos mejillones, vasos, platos, cubiertos y desde luego vino y cerveza. También agua fresquita. ¡Claro!
Aquí hermosa vista aérea del sitio, que no tuvimos en su momento y nos costó entender:
Si, es una isla artificial, pero lo mejor estaba por llegar. En el primer momento se asume que hay agua por todas partes y entonces...
Vemos niños y mayores chapoteando alrededor del chiringuito,
¿Qué es esto?
Estamos en la bahia dels Alfacs y en una zona de poco calado.
Nos explican que es ¡la bahía más grande de Europa!
Veraneantes que conocen el lugar caminan cargados de petates y sombrillas hacia el horizonte que resulta ser. ¡Una playa!
Nos explican que es ¡la bahía más grande de Europa!
Veraneantes que conocen el lugar caminan cargados de petates y sombrillas hacia el horizonte que resulta ser. ¡Una playa!
Mientras tanto nosotros los jubilados expedicionarios, seguimos comiendo, paella, fideua...
....y bebiendo...
....y bebiendo...
Se empiezan a oír cantos "clásicos", llegando a sonar, a varias voces. ¡Asturias patria querida!
Después...

...ya no recuerdo.
... entre risas, postres, cava y comentarios va pasando la tarde y se piensa en el regreso.
No todos pierden el norte: Una pareja del Esplai visita nuestra mesa y charlamos un rato más.
Nos embarcamos nuevamente: La excursión termina.
La golondrina nos pasea por la bahía de San Carlos para quedarnos con el hermoso paisaje marino.
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Con ese recuerdo subimos al autobús y en silencio se pone el rumbo a Salou ahora si, sobre carreteras tradicionales de asfalto, o sea tierra firme.
En nuestros ojos se refleja, aún, el mar, la bahía y la playa ...en fin todo lo visto y disfrutado.
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Con ese recuerdo subimos al autobús y en silencio se pone el rumbo a Salou ahora si, sobre carreteras tradicionales de asfalto, o sea tierra firme.
En nuestros ojos se refleja, aún, el mar, la bahía y la playa ...en fin todo lo visto y disfrutado.
¡Hasta otra marineros!
Teresa Ros
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Teresa Ros






Es cierto, pasamos un día de aquellos que no se suelen olvidar. Xavier
ResponderEliminarGracias por compartir. Hasta otra, a mejorar sin olvidar.
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